Athene noctua

Que mejor manera de inaugurar este blog, que voy a dedicar única y exclusivamente a mis amigos alados, que la de colocar una de mis fotos favoritas, de esas que no son tan buenas como para publicarlas pero que tienen su historia, como esta de mi pequeño amigo del ceño fruncido.


La tome el año pasado en mayo, al mediodía, a eso de las dos y media, despues de haber estado sentado en medio de un charco, un par de horas. Fotografiando Cigüeñuelas y un Archibebe (http://www.flickr.com/photos/dla_llave/4731411882/) que poso generosamente ante la cámara, lo que me hizo olvidar momentaneamente la lucha interior que se estaba llevando acabo entre mi sistema nervioso y mi cerebro, que ante la vorágine de mosquitos que trataban de obtener su ración de comida, luchaba porque no moviese un solo músculo de mi cuerpo, para no espantar a los anfitriones de la sesión de fotos, todo un calvario que termino con el sonido de la colleja que yo mismo me propicie ante la sorprendida mirada de un Chorlitejo chico que estaba a escasos centímetros del trípode.

Como el día ya había despuntado y no quería seguir sirviéndole de bufé a los mosquitos. Decidí dar una vuelta con el coche por el Delta, (Delta del río Axios, Thessaloniki, Grecia) y buscar rastros o alguna charca nueva en la que practicar el tumbing. Fue cuando en lo alto de una caseta de las que improvisan los pescadores de la zona, vi a nuestro pequeño Athene noctua, escudriñando el horizonte. Y decidí parar allí mismo para ver que posaderos utilizaba y apuntar en mi cuaderno la ubicación de la siguiente sesión de fotos, fue entonces cuando apareció en el camino el Terios del que sería mi compañero de faenas, Tasos. Que tras los saludos pertinentes, termino diciendome que era fotógrafo y que estaba buscando aves. Se marcho tras intercambiar teléfonos y unas risas, ya que yo era el único fotógrafo con el que se había topado en todos los años que lleva saliendo al campo, y para colmo ni siquiera soy griego.

Volví a mis pensamientos y al pequeño Athene que por lo que parecía, había decidido cambiar de aires tras tanto revuelo cerca de su posadero, espere un rato y como no dio señales de vida, baje del coche para inspeccionar la zona y ver si había excrementos, para buscar un lugar donde esperarle. Y encontré un pequeño poste de cemento, junto al cual había un montoncito considerable de excrementos.

Allí coloque una esterilla y la cámara sobre un trípode improvisado con unos cuantos trastos que tenia en el maletero de la pick up, y me tumbe con la red de camuflaje por encima, a esperar. Tras quince minutos, mi pequeño amigo hizo acto de presencia, posándose timidamente a unos diez metros sobre unos arbustos primero, para luego volar en linea recta hacia donde yo estaba, haciéndome pensar que terminaría posándose sobre el objetivo...pero no, paro a un metro y medio de mi cámara, sobre el poste de cemento y se quedo allí mirándome y ofreciéndome sus mejores poses. Son esos momentos cuando uno piensa que merecen la pena los madrugones, y las esperas, que supongo que es lo que nos pasa a todos los que compartimos esta pasión.

Espero no aburrir a nadie!

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